sábado, 25 de junio de 2011

A 5 minutos.

Como cualquier recién llegado me pase los primeros días preguntando en Portuñol donde quedaban las cosas indispensables: supermercado, colectivo, canchas de futbol, restoran, y playa.

Parada de colectivo: 5 minutos.
Playa: 5 minutos.
Supermercado: 10 minutos.
Cancha de futbol: 10 minutos:
Restoran: uno a 5 minutos y otro a 10.

Me llamo mucho la atención que nadie me dijo metros ni cuadras, se ve que en Portugal esa es la forma de medir distancias. Tiene sentido si uno lo piensa pero…

Colectivo: 5 minutos = 6 cuadras.
Playa: 5 minutos = 15 cuadras.
Supermercado: 10 minutos = 10 cuadras.
Cancha de futbol: 10 minutos = 23 cuadras.
Restoran: 10 minutos = 9 cuadras.
¿¿¿¿¿?????



¡Es ridículo! La gente mide las distancias de acuerdo a cuanto tardan ellos en llegar al lugar. Si le preguntas a alguien que tiene auto, ir a la playa son 5 minutos, sino son 15. Es decir, ¿La distancias de las cosas depende de en que te movés? Hay que preguntar que tan lejos esta Y que medio de transporte utiliza esa persona para poder hacerse una idea. Supongo que en algún momento me acostumbrare, pero por ahora me parece completamente ridículo.

Personas raras estos portugueses, me empiezan a caer bien.

miércoles, 15 de junio de 2011

La primera noche

Mi primer fin de semana en Lisboa coincidía con el cumpleaños de Ed, el gringo que vive conmigo. Desde una par de días antes los chicos de la oficina comenzaron a organizar una salida para el martes a la noche, no entendía mucho de las conversaciones en portugués pero el sábado a las 9 de la noche ya estábamos tomando el tren para ir a encontrarnos en un restoran y después salir.

Portugalia se llamaba el lugar. Un lugar bastante ¨cheto¨ en medio de la zona del puerto con la entrada cerca del río escondido junto a las vías del tren. Con ese nombre tenia que comer un plato típico, así que les pedi a los chicos que me señalen en la carta el plato más típico.

Un par de cervezas después, el mozo llego con un bife a caballo con papas fritas. Más típico que el mate parecía ese pedazo de carne hasta que lo probé. Resulta que la carne estaba flotando en una salsa base de queso, que se mezclaba con el jugo de la carne y era ideal para mojar las papas fritas después de comer el bife. Bien ahí Lisboa.

Corazón contento comenzamos a encarar la noche Lisbonense. Hay una zona cerca del puerto llamada Barrio Alto que tiene toda la onda del mundo. Son cuadras y cuadras de gente parada en la calle y en las veredas tomando, charlando riendo y gritando con un poco de música de fondo. Es como un súper bar gigante al aire libre. Por lo que entendí, la joda en Lisboa consiste en comprar algo de tomar en un barcito, que en esa zona son como los kioskos en argentina, pero solo de bebidas alcohólicas. No hay donde sentarse, solo comprar un vaso de algo y salir a la calle de nuevo. También es bastante económico. Sería como una gran previa en medio de la calle que dura toda la noche.



No exactamente toda la noche, cerca de las 3 los barcitos cierran y uno tiene que tomar la decisión de volver a casa en el estado en que esté o seguir hasta la mañana en una disco (Boliches). Por supuesto, era el cumpleaños de Ed y varios ya estaban muy contentos así que no podíamos cortarles la inspiración. Miguel, uno de los chicos recomendó un lugar donde ir, y después de un que si y que no en portugués un par se fueron y los demás fuimos hacia ahí.



Trumps decía el cartel de la entrada. Black Eyed Peas se escuchaba desde afuera, los parlantes a punto de explotar. Después de una escalera larga hacia abajo, y de gatillar 15 euros ($90) de entrada la risa malvada de mis compañeros me dijo que algo no estaba bien.

Comencé a mirar alrededor. Muchos chicos, con sus cortes de pelo CR7 y ropa chic bailando de a dos. Varios chicos en pose de chamuyero con un brazo apoyado contra la pared acorralando a otro. Ja ja ja, se reían mis compañeros no se si de mi cara o de Ed que todavía no se había dado cuenta y estaba bailando al estilo Rave Europeo en medio de la pista. No solo era un boliche gay, sino que era el boliche Gay mas grande de Lisboa.

El boliche estaba muy bueno, pero no era exactamente mi onda. Con la espalda contra la pared fui a cambiar mi consumición con un par de mis compañeros y esperando en la fila le pregunto a Miguel:

- ¿Esta es la impresión que querés que me lleve de los Portugueses?
- Ustedes los latinos haciéndose siempre los latinos machos no tienen idea. Aca los chicos les piden a sus amigas que les hagan gamba en estos boliches y después las dejan solas, aburridas. Acá no hace falta saber bailar salsa y tango ni nada.

El que sabe sabe.

miércoles, 8 de junio de 2011

Benvindo

A las 8 de la mañana sonó el despertador. Me senté en la cama, me despegue la almohada de la cara con toda la fiaca del mundo y mire alrededor. ¿Qué carajo hago despierto a esta hora? Cuando vi mi valija en el piso, una biblioteca frente a mi con libros en portugués, y un cuadro en la pared que decía “Super Heroi en Lisboa” me di cuenta que estaba en otro cuarto, en otra casa, en otro continente y en otro hemisferio. Caramba.

No se por que, pero el aeropuerto de Lisboa me hizo acordar a Aeroparque. Tal vez fue el colectivo que me llevo del avión a la terminal, la cinta de las valijas, o el hecho de que nadie controlaba los tickets del equipaje. Sergio (El Jefe) me esperaba a la salida, lo reconocí por las video-conversaciones por Skype, aunque un cartel que diga “Miniclip: Nicolás Arias” no hubiese estado mal para mi autoestima.

De la hora y media que paso entre que me subí al auto muerto de sueño y que finalmente me tire de cabeza en la cama no tengo mucha memoria. En algún momento pasamos cerca del estadio de Benfica y del de Sporting (los dos clubes de Futbol mas grandes de la capital), también por las afueras de la ciudad, hasta que finalmente llegamos a Oeiras. Me presento a Ed, un chico Ingles que también trabaja en la empresa y que iba a vivir en la misma casa que yo. Ed me mostro un poco la casa, uno de los cuartos estaba sin ordenar, el otro parecía un cuarto de un chico de 10 anos pero la cama estaba perfecta y.. zzzzz.

Oeiras es una mini-ciudad de playa en las afueras de Lisboa. No esta lejos del centro y hay un tren/subte que la conecta. Es un pueblito bastante chato, lleno de casas viejas, calles angostas y pasajes de adoquines en el medio de las cuadras. Hay mas peluquerías que restaurantes, y mas panaderías que peluquerías. ¿Por qué buscaron una casa en este pueblito? Porque queda cerca de Tagus Park.



Tagus Park es un complejo de oficinas de tecnología. Un predio alejado de la capital, que tiene varios edificios ocupados por empresas (Microsoft, HP, etc.), con un patio de comidas, un gimnasio, cafeterías, peluquería y dentista (¿?). Ahi es donde tiene el studio Miniclip.

Después de desayunar un auto nos toco bocina, era Gonçalo, uno de los chicos del trabajo que se ofreció a llevarnos porque vive muy cerca. En unos veinte minutos estaba entrando por la puerta que tenía un cartel que decía MINICLIP en letras naranja. Casi todos en la oficina se dieron vuelta cuando entramos y hubieron dos o tres segundos incomodos en los que todos se miraron preguntándose quien era yo. Pero inmediatamente se pararon y me fueron saludando mientras Julia, la secretaria, me los presentaba uno por uno. Realmente no sabía con que me iba a encontrar en Portugal, pero los compañeros de trabajo que me tocaron son excelentes, en un par de horas ya me sentía como si los conociera a todos, y en un par de días ya era uno más. No puedo quejarme de nada, no se si todos los portugueses son así pero para estos chicos tengo solo agradecimientos. 

La oficina tenía una estupenda vista sobre uno de los pueblos que dan a la playa de los alrededores de Lisboa, al mar, y a las montañas (montes en realidad) del otro lado. Una de las montañas me llamo la atención inmediatamente, porque se podía ver un castillo en la cima. ` Tengo que ir ahí ´, fue lo primero que pensé.

El único inconveniente en la oficina fue que les estaba quedando chica y se estaban por mudar a una mas grande la semana siguiente, no llegue en un momento muy oportuno pero igual me hicieron un lugar por unos días, hasta participe del empaquetado de mi escritorio (que era nada mas que la computadora, dos hojas A4 y una lapicera en ese momento). Por supuesto, todas las computadoras Mac, y con todo el software y los accesorios originales… cosas del primer mundo supongo.

martes, 7 de junio de 2011

London Day (Parte tu)

El rio Thames divide a Londres por una horizontal dejando la mayor parte de las atracciones y las líneas de Metro del lado superior. Pero algo bueno tenia que haber del otro lado. Cruce el puente y comencé a caminar por ahí. Hasta que encontré un museo donde estaba ingresando un grupo de chicos de un colegio privado. “Museo de Guerra Imperial Británico, entrada libre y gratuita”. MATANGA.



La experiencia de la trinchera: una representación de una trinchera de la primera guerra mundial, con elementos de la época, sonidos belicos, soldaditos de cera y olor a trinchera. No les miento. El panfleto realmente dice “real smell”. No se si a los Gringos les parece interesante, pero no era muy distinto del aroma de los baños de una cancha. Igual el museo estaba bueno. Lleno de elementos para ver y una sección de un submarino hecha a escala llena de chicos corriendo por ahí y trepando como si fuera un barco pirata.

Para el almuerzo quería algo mas o menos representativo, así que apenas leí chicken pie ni lo pensé. Detrás del mostrador atendían tres indios (gente de India) y delante de mi en la cola había otro indio y un árabe. ¿Londres era la capital de que país? La diversidad racial que uno ve en la calle es muy interesante, nunca había visto algo así.

Con la panza llena de Chicken Pie y mashed potato, hice una larga caminata por el Parque San Jaimito (St James) y el Green Park, solo para llevarme la decepción Londinense de ver el famoso Buckingham Palace. Es mucho mas interesante ver los jardines que la rodean que el cambio de guardia de los soldaditos vestidos de rojos con los pompones en la cabeza y los cientos de turistas sacándoles fotos. La construcción en si no le llega ni a los talones a la casa del parlamento.
El tiempo ya se me estaba acabando, y yo todavía no estaba en paz asi que comencé a volver de nuevo a la zona Soho, cerca de la boca del metro por cualquier eventualidad.
Una par de cuadras, un par de estatuas, muchos Starbucks y uno que otro museo. Los teatros comenzaban a aparecer de nuevo… y ahí lo vi. Mucho menos majestuoso de lo que lo había imaginado, pero igual de noble y desafiante. Hice la reverencia correspondiente ante El teatro Su majestad, saque un par de fotos, me lei todos los posters, horarios y demás. Finalmente lo mire a los ojos detrás de la mascara y le dije… me verás volver.



Ahora si, en paz, partí hacia el aeropuerto, me subí al avión hacia Portugal y debo haber estado cansado porque no tengo memoria alguna de haber despegado pero al cabo de un tiempo estaba mirando las luces en la costa de Lisboa desde la ventanilla del avión.

lunes, 6 de junio de 2011

London Day (Parte uan)

Excuse me… Excuse me… trato de abrirme paso entre la gente del subte con mi mejor acento “Hugh Grant” para bajar en Picadily Circus. Un laberinto de combinaciones y carteles de obras de teatros me guia al paso de las escaleras mecánicas hacia el exterior.

Me olvide de mencionar que era Miércoles a las 8 de la mañana. No había un alma en la calle, mas allá de algunos trabajadores londinenses que marchaban hacia sus oficinas. El celular estaba sin batería por haber jugado durante todo el vuelo, asi que ahora no tenia GPS, ni tampoco reloj. Lo segundo no era un problema porque había relojes gigantes por todo Londres.

Decidí seguir mi instinto aventurero y comencé a caminar por lo que parecía la zona de teatros. Sabia perfectamente lo que estaba buscando, pero no quise preguntar para no quitarle la emoción. El Rey Leon, Tributos a Michael Jackson, Mamma Mia, todas las grandes obras estaban ahí en menos de tres cuadras. “Esto solo puede mejorar”, pensé y seguí por el mismo camino. Los teatros comenzaron a bajar de nivel y alguna que otra casa de aspecto dudoso comenzaba a aparecer entre los edificios.
Atrás habían quedado los teatros con nombres de reinas, y un grupo de tres hombres saliendo de un antro que decía “Man Only” era una señal del destino para dar media vuelta y encarar para otro rumbo. Goodbye Soho. Goodbye sentido aventurero.



Hello Chinatown! El barrio chino Londinense tenia onda. Todo decorado como en las películas y compuesto por un 90% de restaurantes con distintas combinaciones de Xin, Cho, Xao, Tsu, Shu en su nombre. Solo por curiosidad me puse a ver los menús. Pollo Agridulce con una porción de arroz blanco y sopa de entrada, sin bebida: 12 Libras ($79). De repente, comer Chino en Inglaterra no parecía la mejor idea.

Después de recorrer todos las plazas de las que hablan los libros de ingles del colegio, me quede mas impresionado por la cantidad de Starbucks que por los leones de piedra que cuidaban Trafalgar Square, me pareció un buen momento para pasar a ligas mayores: La casa del parlamento.

Es imposible pararse delante de semejante construcción sin pensar en la cantidad de historia que tiene ese lugar. La cantidad de Esclavos Ingleses que la construyeron y la cantidad de africanos y americanos que murieron para mantenerla intacta e implacable al borde del rio Thames. Realmente es impresionante.

domingo, 5 de junio de 2011

Welcome!




El avión prepara las ruedas para aterrizar. Miro por la ventana y veo… nubes. Muchas nubes. Una capa tan ancha que no se ve donde termina, y tan densa como la espuma de un Fernet recién preparado se extienden como una alfombra debajo del avión. Obviamente tiene que ser Londres. A mi recuerdo del viaje le faltan 3 horas, supongo que algo dormí entonces. Y aunque estoy muerto de sueño, no puedo despegar los ojos de la ventanilla, esperando que el avión atraviese la espuma y comenzar a ver los techos de la ciudad que vio nacer a Jamiroquai y Sweeney Todd.



Las casas parecen gigantes, como pequeñas mansiones, todas iguales con el techo del mismo color. De vez en cuando se ven parques y canchas de algún deporte y ese patrón parece repetirse a lo largo de toda la ciudad. La azafata me llama de nuevo, me parece que no le preste atención la primera vez, y me pregunta si necesito papeles de inmigración. Le digo que no… creo. La verdad no estaba muy seguro de cómo era el tema, pero siempre puedo pedir otro después. En el minitelevisor delante de mi asiento mostraban en un plano todo el camino que hay que recorrer para hacer migraciones en Heathrow (uno de los aeropuertos de Londres) y después tomarse el subte o el tren hasta Londres (el subte llega hasta el aeropuerto). Parecía bastante complicado, pero todo el mundo tenia a mano su pasaporte de la comunidad europea, entonces saque mi pasaporte italiano y me propuse seguir a un tipo vestido de jeque árabe y lleno de túnicas porque era fácil de ver entre la gente.

Después de seguir a Ajmed por un par de minutos, entramos a un pasillo donde habían dos oficiales de seguridad un hombre y una mujer. La mujer señala a una señora que venia caminando casi al lado mío, y como me vieron cara de sudaca, el hombre me hace una seña y me pide caminar hacia un costado.
(Parte seria)
- ¿De donde viene?
- - Argentina
- - ¿A dónde va?
- - Lisboa
- - ¿A qué?
- - A trabajar
- - ¿De qué?
- - Em…. Diseñador de Videojuegos (con cara de “por favor tomame en serio”)
- - ¿Que clase de juegos?
- Por ahora juegos de iPod y Android.
(Fin parte seria)
- ¿Ya hiciste algún juego?
- Si, esta en la apstore de iPod
- ¿Es decir, que si busco el juego en mi iPhone debería aparecer?
- Si, vale solo un dólar.
- ¿Ya veo… como se llama? (Pregunta mientras saca su iPhone del bolsillo trasero.
- Fragger.
- Bueno Nicholas que tengas una buena estadía (me dice el oficial mientras tipea el nombre en su aparato).



WTF!!! Pienso mientras me alejo, y me doy cuenta que por la demora perdí de vista al Jeque y a la mayoría de la gente de mi vuelo, entonces me doy vuelta y le pido a mi nuevo amigo un par de indicaciones.

Al final no era tan difícil y en menos de 15 minutos ya estaba sentado en un asiento del impecable “Underground” de Londres pensando en como me habían abrochado con el pase de subte mas caro de mi vida (99 pesos), y haciendo un plan de cómo recorrer Londres mientras el rey Carlitos me saludaba desde la tapa del diario… Bienvenido al viejo mundo!!!.


sábado, 4 de junio de 2011

El punto sin retorno


“Clack”. El sonido metálico del punto sin retorno. El cinturón de seguridad ajustado, la mochila debajo del asiento delantero y una azafata bien gringa señalando las salidas de emergencias. Portugal ahí voy, pienso mientras el capitán de la aeronave se presenta en el parlante. Su voz me sonaba familiar, algún actor ingles probablemente.

La cosa es así. Hace unos meses trabaje diseñando niveles para un juego de iPod (http://www.miniclip.com/games/fragger/en/ )desarrollado por una compañía llamada MINICLIP. Al juego aparentemente le fue bastante bien. Hace poco mas de un mes recibí una llamada por Skype del jefe de la división de Smartphones de MINICLIP, Segio, tirándome una bomba (Jaja…. Bomba… entienden??): “Nicholas!! Tenemos un nuevo proyecto y quereos que participes como diseñador, Vení a Portugal a trabajar el mes que viene, que te parece?”.

Así que ahora estoy repasando mi itinerario (13 horas hasta Londres, 13 horas en Londres y un par más hasta Lisboa). Tengo una Mac con toda la batería, un iPod con 8 juegos nuevos cortesía de la empresa, un android con emulador de sega génesis y game boy y un libro de Galeano, supongo que las primeras 13 horas van a pasar rápido.