martes, 7 de junio de 2011

London Day (Parte tu)

El rio Thames divide a Londres por una horizontal dejando la mayor parte de las atracciones y las líneas de Metro del lado superior. Pero algo bueno tenia que haber del otro lado. Cruce el puente y comencé a caminar por ahí. Hasta que encontré un museo donde estaba ingresando un grupo de chicos de un colegio privado. “Museo de Guerra Imperial Británico, entrada libre y gratuita”. MATANGA.



La experiencia de la trinchera: una representación de una trinchera de la primera guerra mundial, con elementos de la época, sonidos belicos, soldaditos de cera y olor a trinchera. No les miento. El panfleto realmente dice “real smell”. No se si a los Gringos les parece interesante, pero no era muy distinto del aroma de los baños de una cancha. Igual el museo estaba bueno. Lleno de elementos para ver y una sección de un submarino hecha a escala llena de chicos corriendo por ahí y trepando como si fuera un barco pirata.

Para el almuerzo quería algo mas o menos representativo, así que apenas leí chicken pie ni lo pensé. Detrás del mostrador atendían tres indios (gente de India) y delante de mi en la cola había otro indio y un árabe. ¿Londres era la capital de que país? La diversidad racial que uno ve en la calle es muy interesante, nunca había visto algo así.

Con la panza llena de Chicken Pie y mashed potato, hice una larga caminata por el Parque San Jaimito (St James) y el Green Park, solo para llevarme la decepción Londinense de ver el famoso Buckingham Palace. Es mucho mas interesante ver los jardines que la rodean que el cambio de guardia de los soldaditos vestidos de rojos con los pompones en la cabeza y los cientos de turistas sacándoles fotos. La construcción en si no le llega ni a los talones a la casa del parlamento.
El tiempo ya se me estaba acabando, y yo todavía no estaba en paz asi que comencé a volver de nuevo a la zona Soho, cerca de la boca del metro por cualquier eventualidad.
Una par de cuadras, un par de estatuas, muchos Starbucks y uno que otro museo. Los teatros comenzaban a aparecer de nuevo… y ahí lo vi. Mucho menos majestuoso de lo que lo había imaginado, pero igual de noble y desafiante. Hice la reverencia correspondiente ante El teatro Su majestad, saque un par de fotos, me lei todos los posters, horarios y demás. Finalmente lo mire a los ojos detrás de la mascara y le dije… me verás volver.



Ahora si, en paz, partí hacia el aeropuerto, me subí al avión hacia Portugal y debo haber estado cansado porque no tengo memoria alguna de haber despegado pero al cabo de un tiempo estaba mirando las luces en la costa de Lisboa desde la ventanilla del avión.

1 comentario:

  1. Wow...te hiciste desear con el post que quería pero llegó!! Quiero más detalles!! Un abrazo a la distancia nene...

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