domingo, 31 de julio de 2011

La Vikinga

La segunda noche en Barcelona después de cenar bajé hasta la zona común del hostel a colgarme un rato de Internet mientras esperaba a un grupo de gente del hostel que habíamos arreglado para ir juntos a la zona de vida nocturna. Me siento en una de las mesas y a los pocos segundos, una chica se sienta del otro lado. Levanto la mirada y veo una chica de unos 20 años, con la piel blanca como la nieve y con un tono rosa pálido en los cachetes. Sus ojos azules estaban concentrados en la pantalla de su mac que le hacía juego con el color de piel y el pelo que ni siquiera era rubio, era muy claro pero brillaban con la luz de la sala como si fueran dorados. Le pregunte si hablaba inglés, y sin razón alguna levanto la mirada con una sonrisa que parecía que le salía del alma. Los labios tenían el mismo tono pálido que sus cachetes y formaban unos huequitos en los costados que eran prácticamente la única sombra que había en toda su cara.



No estoy seguro que respondió pero parecía un “yes sir”, así que con una cara de WTF que no pude evitar el pregunte que clase de ingles era ese. Finlandia, me respondió con esa sonrisa que parecía ser la posición natural de sus cara. Nos quedamos charlando ahí un rato, con la mejor onda, y me contó de los interminables inviernos finlandeses, de los carnavales paganos que festejan para aliviar el frió y de su obsesión por el snowboard. Carol se llamaba. Le dije que estaba por ir para el puerto olímpico y que casualidad, ella también. Le dije que vayamos juntos, me dijo que si no me molestaba esperar 5 minutos a su otra amiga y de ahí íbamos. Trate de disimular el entusiasmo... ¿otra más? A veces la suerte y el karma se portan bien.

Otras veces no.

Se abre la puerta del ascensor. Unas pisadas se arrastran detrás mío y Carol comenzó a hablar en finlandes con la amiga mientras se acercaba a la mesa en la que estábamos. Una vikinga de un metro ochenta agarró una silla, le dió un empujón hacia atrás y se sentó con tanta fuerza que todas las piezas de madera de la silla se quejaron al mismo tiempo. Carol me preguntó si la podía esperar 5 minutos que iba al baño y después salíamos.

Era una mujer de unos 25 o 26 años. Tenía ojos azules también, pero eran distintos. Estos parecían de hielo. Parecía que no había nada detrás de ellos. Y me miraban directo, sin disimular. Tenía el pelo corto, con un mohawk como un tiburón. Blanco en las raíces y fuxia en las puntas. Un piercing en la ceja y otro en el labio. Los dientes desalineados y puntiagudos como una anguila y unos bíceps que hasta Dwight Howard respetaría.

Le pregunte si hablaba inglés tambien, y como se llamaba. Si, Syla. Fue todo lo que recibí como respuesta. La mirada no cambiaba. Seguía clavada en mi ojo derecho. Advirtiéndome que sabía mis intenciones, y que no le gustaban.

Me imagine como venía el panorama, había que ganarse la confianza de la amiga fea para que de su aprobación o algo, así que hice mi mejor esfuerzo.

N: ¿Sos de Finlandia también?
S: Si. ¿Vos?
N: Argentina, el otro lado del mundo (sonrisa de chico bueno)
S: No se donde es eso.


Silencio incómodo 1.

N: Es en Amercia del Sur, justo abajo.
S: Ni idea.
N: ¿Vos también haces Snowboard?
S: No, yo hago boxeo.
N: Ah... mira vos. Yo hice Kick-boxing un tiempo.
S: Eso es para nenas.


Silencio incómodo 2.

N: Y que haces allá en Finlandia?
S: Soy camarera. ¿Que es ese símbolo? Me pregunta señalando la campera de Boca.
N: Boca Juniors, mi club de fútbol del que soy fan (“hincha” no lo entienden).
S: ¿Jugas al fútbol?
N: Si.
S: Deporte de nenas.


Silencio incómodo 3.

Gracias a dios volvió la otra finlandesa, y emprendimos el camino hacia el metro que justo estaba esperándonos. Había tres asientos libres, Carol se sentó en uno, yo apunte al de al lado y la vikinga metió un manotazo y se tiro sobre el asiento del medio. Esto ya comenzaba a ponerse un poco sospechoso.

Trataba de hablar con la finlandesa, pero la vikinga se metía en medio de la oración haciendo algún comentario en finlandés con cara de culo. Despues de un par de intentos, Carol me contó que estuvieron en portugal pero que habían tenido algunos problemas con el idioma y me preguntó como la llevaba con eso. Le conteste que el portugues y el español eran muy parecidos y Syla me miró.. y me preguntó. “¿Hablan español en Argentina? Pensé que hablaban ingles o frances o algo así.

Silencio incómodo 4.

Le conteste de la forma más diplomática posible, pero hasta su amiga se río de ese comentario. La finlandesa era muy simpática, era una chica muy linda y tenía una sonrisa muy atrapante... pero no valía tanta pena. Mi paciencia se estaba acabando. Al frente nuestro había un grupo de tres chicas y dos chicos que discutían en inglés. No estaban seguros en que parada bajar. Les pregunté si necesitaban ayuda y me dijeron que querían ir hasta la playa cerca de los boliches y de ahí caminar. La parada se llamaba Barceloneta, y era justo antes de la del Puerto Olímpico. Justo la voz del metro anunció en catalán “Barceloneta”. Les dije que esa era la parada y me preguntaron si yo también bajaba ahí. Mire a la finlandesa, mire a la vikinga que tenía una pinta de torta terrible... “¿Será?” me pregunté. No me voy a quedar para averiguarlo. Nakemiin.



PD: En la mitología griega, Scylla era un monstruo marino, que anteriormente había sido una hermosa doncella hija de Forcis y Hécate. Scylla es descrita como un monstruo con torso de mujer y cola de pez, así como con seis perros partiendo de su cintura con dos patas cada uno, haciendo un total de doce; según otras versiones, sería un ser con seis largos y serpentinos cuellos con cabezas grotescas, mientras que sus doce patas serían de otra naturaleza; finalmente, según otras fuentes, compartiría algo de ambas descripciones. Sin embargo, se dice siempre que poseía en cada cabeza tres apretadas hileras de afilados dientes, así como que emitía un aullido similar al de un perro.

2 comentarios:

  1. :O jajajajajaja
    decime que te paso un contacto!!!

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  2. Si, en algún lugar anote el facebook. Ya lo voy a buscar. Me haces de wingman?

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