martes, 26 de julio de 2011

Tierra Culé

Les debía este párrafo a muchos de ustedes hace tiempo. Pero no podía contarles lo que era el Barca sin contarles lo que era Barcelona.

Guille el Peludo agonizaba, después de entregar su vida entera a la defensa de la ciudad. De pasar más días en batalla que en paz y hasta matar a garrotazos a un dragón traído por los árabes. El rey de Francia lo tenía en sus brazos y con un gesto de agradecimiento Francia lo dejo ir en paz. El rey apoyó sus cuatro dedos ensangrentados con la sangre del velludo héroe y los deslizó sobre su escudo dorado. Ese símbolo es hoy en día el escudo de Catalunya, y es la cinta de capitán de otro héroe catalan, también peludo: Carlos Pujol.



El que lleva esa cinta no es un capitán, es un guerrero. Esta dispuesto a dar la vida por Barcelona. Lleva en su espalda los gritos de un pueblo que quiere ser libre e independiente. Que fue reprimido durante años de dictadura brutal por intentar ser diferente, por no arrodillarse ante nadie. Y los que llevan la camiseta, no son jugadores. Son sus soldados. No es el Fútbol Club Barcelona, es el seleccionado de Catalunya, el seleccionado de todo un pueblo.





El Camp Nou está impecable. Y para ser un estadio de fútbol europeo, se siente muy familiar, muy cercano. Hay todo un tour para visitar el museo, el campo, las gradas, los vestuarios y el banco de suplentes. Durante las escaleras que llevan del vestuario al campo, se escuchan los latidos de un estadio lleno cantando en catalán por los parlantes, casi que uno quiere salir tocando el césped y persignándose. También hay videos con todos los goles importantes y las noticias más recordadas. Y por supuesto está Él en todos lados. Como si fuera el hermano menor de una gran familia, como si fuera un catalán más, ahí está Messi sonriendo, traspirando, corriendo y tomando Gatorade. Y donde está él hay muchos chicos alrededor. Intentando tocarlo, intentando ser como él, sintiéndose identificados de alguna manera.







Es que cuando uno lo ve así, tiene mucho más sentido. Un chico de diez años, flaquito y cabezón mira las imagenes de CR7, y ve a una estrella de cine. Una celebridad. Autos caros, ropa de marca. Ve las imágenes de Berbatov, un gigante de hielo, cara de asesino a sueldo que da miedo. Y ve a messi, un flaquito cabezón, el más pequeño juegue donde juege. Usando la misma ropa que todo el mundo y riéndose como un niño cada vez que toca una pelota de fútbol. Y si, todos quieren ser Messi, porque sienten que pueden ser Messi.

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